jueves, 3 de abril de 2014

NO ERA MI INTENCIÓN HACER MUTIS POR EL FORO, SINO DECIR ADIÓS Y DESPEDIRME HASTA LA PRÓXIMA.

Efectivamente, no era mi intención no asomarme más al blog sin decir adiós, ni despedirme hasta la próxima. No ha sido más que  un descuido ya que mi intención de aparcar esta experiencia bloguera estaba tomada, en primera instancia, casi a finales del mes de febrero de este año, pero al comentárselo a Susana me convenció para que esperara un poco por si cambiaba de opinión.

No cambié en ningún momento la decisión inicial, pero, no obstante, esperé y en la espera se me pasó el decir adiós, aunque ahora corrijo esa falta.

Ha sido una experiencia interesante, muy interesante, mucho más de lo que yo mismo podía imaginarme cuando empecé, pero, al tiempo, me ha resultado un poco incómoda porque lo de escribir por escribir, cuando es para ti, y no tiene límites ni condición ni presión, y no se siente como una obligación, al pasar al blog, sufre  un cambio, que no sopesé ni consideré en su momento, que hace que, en esencia, la evasión de escribir se convierta en una obligación (y ninguna obligación es de peso psicológico liviano) y con autocensura, que es lo peor.

Gracias a los que me habéis seguido puntual o permanentemente y habéis tenido la paciencia de leer mis tonterías y mis seriedades.

No sé si alguna vez retomaré esto del blog, pero seguro que si es así será  porque tengo garantizada una franja de tiempo libre cada día que en esta etapa de mi vida debo repartir entre este gusto por la redacción y otras obligaciones y hobbies.

Quizá use este blog, que no se cierra sino que queda en la red de Internet hasta que quieran los señores de la banda ancha,  como un pequeño almacén donde colgar cosas que escriba, ya sin la presión psicológica que yo mismo me he generado con la  autoimposición de escribir periódicamente, ya que como almacén permanente es algo genial.

Espero no haber molestado a nadie, pues para eso he ejercido una férrea autocensura sobre mis escritos y si, una vez concluidos, he pensado que podía darse alguien cercano o conocido por aludido y molestarse, ni siquiera los he colgado en el blog.

Bueno, pues eso, adiós y hasta la próxima.-

 

 

viernes, 14 de febrero de 2014

14 DE FEBRERO, DÍA DE LOS ENAMORADOS


            La festividad de San Valentín, patrón de los enamorados, no es más que un invento comercial, aunque no por ello deje de ser una buena ocasión para pensar y reflexionar sobre el amor de pareja ( en griego clásico se utiliza el verbo “erotao” para distinguirlo de otros tipos de amores).

            El amor de pareja, desde siempre, ha estado asociado a la poesía como la manera más perfecta de expresarlo en palabras, pues permite muchos recursos estilísticos, lingüísticos, sintácticos, etc., que facilitan expresar lo que, yo creo, de otra manera sería imposible de expresar. Creo que sólo somos capaces de entenderlo  porque todos lo experimentamos, de lo contrario los enamorados serían tomados por locos.

            Mi entrada en el blog de hoy es una aportación a lo que se conmemora. Espero que os guste.

 
              Quiero adentrarme en tus cavidades
              y empaparme de tus gozos
              en la fuente de tu sexo y de tu boca.
              Palpar tu suavidad única con mis labios
              y con mi lengua; saberme recopilando
              frutos que sólo son tuyos y míos.

              Quiero que me esclavices con el rayo energético
              de tu pasión sabrosa y que me traslades
              al mundo imposible de nuestra única presencia,
              al jardín de las palabras envolventes
              que atrapan y drogan mis sentidos;
              y dejarme llevar en la bruma del placer supremo
              de tu voz, de tu presencia, de tu piel, de tu persona.

 


jueves, 13 de febrero de 2014

EL 750 ANIVERSARIO


En estos días se está celebrando en Jerez un congreso de historiadores con ocasión de la conquista de la ciudad, allá por el año 1264, hace ya 750 años, por el rey de Castilla y su incorporación a la Corona del Reino. La efemérides se debe a que hace, como ya he indicado, 750 años de la conquista de la ciudad a los reyes musulmanes, tan españoles como los cristianos, no lo olvidemos, aunque más de aquí, de esta tierra sureña, los de Alá que los de Cristo, si bien ya con el tiempo y la mano de  la “nacionalistahistoria” podamos pensar que los reyes y reyezuelos hispanomusulmanes eran extranjeros opresores del pueblo español. Bien es cierto, que desde la perspectiva actual y vistos los derroteros de los territorios y países islámicos existentes en la actualidad, debe agradecerse a los reyes cristianos la labor de conquista –o reconquista, según la escuela de historiadores que se siga- y la incorporación de estas tierras al mundo de Roma y Grecia (de tradición grecolatina, se entiende), raíces verdaderas de la cultura occidental y, hoy por hoy, la más avanzada de entre las que existen en la humanidad, al menos desde el punto de vista de un europeo, lo que no dejará de tener sesgo según quien lo analice, digo yo, que en esto de la verdad de la historia y de la bondad de las civilizaciones no hay verdad absoluta sino puro convencimiento.

Y todo esto por el 750 aniversario, que no deja de ser extraño que sea esa cifra la que se celebre cuando lo normal es que sean las celebraciones cuando se hagan los sucesivos centenarios del hecho y no con cada quincuagenario, aunque realmente en el anterior quincuagenario yo tenía 3 años y no me alcanza la memoria para saber si efectivamente se celebró en 1964 el séptimo  aniversario o el décimo cuarto quincuagenario del hecho, si es que se celebró algo en aquel año de la España triste de la emigración y la pobreza, o quizá sí, como ahora, que cuando más tiesos estamos y menos dinero tiene el Ayuntamiento de Jerez para atender los gastos generales, salvo las productividades de los altos cargos del Consistorio, y los gastos sociales y más fuerza empieza a tomar el espíritu emigrante (“me voy de aquí porque esto es una mierda”), más celebraciones y eventos hay que atender, aunque sean tan loables como el celebrado para analizar los comienzos cristianos de la Muy Noble y Muy Leal Civtat de Xerez de la Frontera (frontera con el Reino de Granada, claro).

En fin, que hace 750 años que empezamos a latinizarnos y a castellanizarnos y todavía estamos en el intento, según Artur Mas, Sánchez Dragó, la ministra Mato, Durán y Lleida y algún que otro cabronazo o cabronaza que no quiero ya mencionar –aunque la lista es interminable-, pues según este y aquel “hi de puta” somos los andaluces de inferior inteligencia y de menor capacidad intelectual hasta tal punto que no somos capaces ni de hablar castellano y por eso nadie nos entiende ( fuera de Andalucía, claro, lo cual es extraño, ya que el hecho de que siete millones de andaluces nos entendamos entre nosotros hablando una lengua que no es castellano sino una aproximación a esta lengua y no nos entendamos con el resto de los españoles, bueno, que el resto de los españoles no nos entienda, no deja de ser raro; claro, desde la óptica de estos clarividentes, porque la verdad es que no suele haber problemas para comunicarnos y cuando éstos se producen se hace un esfuerzo y se termina solucionando el problema y ya está).

En todo caso, esto de la conquista de Sheris – que era como se llamaba la ciudad en lengua árabe, después castellanizado en Xerés o Xerez-, dio pie a que una ya preciosa ciudad musulmana ( quien quiera imaginarla cómo sería el ambiente en aquella época del lejano siglo XI, no tiene más que ir a pasar un fin de semana a Fez, en Marruecos, y pasearse por la medina, lo que sin duda merecerá la pena), empezara a transformarse en una ciudad cristiana económicamente muy activa que permitió que todos los estilos arquitectónicos se manifestaran en la ciudad y que el resultado de la suma de iglesias, edificios civiles, casas burguesas, casas populares, conventos, plazas, calles, etc., etc., diera como resultado una ciudad hermosa, sin grandes maravillas, orgullosa de sí misma, y merecedora de ser visitada y conocida y ,sobre todo, de acercarse a ella sin los prejuicios, negativos todos ellos, que suelen activarse en el imaginario de la gente desconocedora con sólo mencionar el nombre de la ciudad, sea en su versión actual de Jerez o en la versión vigente hasta el siglo XVIII, de Xerez. Pero de eso hablaremos otro día. Baste hoy tan sólo con resaltar la belleza serena del ciudad y cómo, ahora que ya llevo años sin vivir en ella, la aprecio más cuando al pasear por sus calles los días que me acerco a ella, la observo con una manera de mirar que antes, cuando vivía en ella, no tenía.

domingo, 2 de febrero de 2014

EL BESAMANOS


Primero que nada, disculparme ante los que siguen este blog por el tiempo que he estado ausente, sin escribir absolutamente nada. No ha habido una razón única y poderosa que me impidiera escribir, sino una multitud de pequeñas razones que han hecho –y supongo que en futuro podrá ocurrir lo mismo-, que no tuviera tiempo o ganas para sentarme a escribir.

De muchas cosas podría haber compartido mi reflexión o mis pensamientos, pues no ha sido un periodo en el que no haya ocurrido nada. En la vida, cada día ocurren cosas, muchas cosas, y sobre todas ellas pensamos y reflexionamos, aunque no todos los pensamientos son aconsejables ponerlos en negro sobre blanco y menos difundirlos abiertamente. Es pura prudencia y pura cortesía lo que aconseja esto. Pero acontecimientos mayores y menores, públicos y privados e íntimos no faltan en la vida de nadie y sobre ellos son sobre los que me gusta escribir en este blog. Por eso digo que mi ausencia del blog  ha sido más una cuestión de disponibilidad de tiempo y de mente que una falta de acontecimientos sobre los que hablar.

Pasado ya el mes de enero, España, nuestra España y mucho más nuestra Andalucía, sigue como hasta ahora, pendiente de ese cambio o revolución que no termino de imaginar cómo tiene que ser, pero que tampoco termina de llegar. Sin embargo, la vida cotidiana sigue y las personas tienen que seguir en el día a día sin ahogarse en las penas, y superando los inconvenientes como pueden.

En este contexto se agradecen hechos y actuaciones como los de Antonio Amado y Mari Carmen Aragón, que han celebrado sus veinticinco años de casados y lo han celebrado invitándonos a muchos –éramos realmente un tropel-, a una fiesta en la que, sin alharacas ni exageraciones, donde, desde mi punto de vista, ha primado más el encuentro que la apariencia y la ostentación, han querido congregar a un grupo de personas para que se diviertan un rato, aportando un gran grano de arena a la felicidad colectiva. Con los tiempos económicos que corren, se agradece este tipo de esfuerzos sobre todo cuando podrían haberlo celebrado más privadamente.

La fiesta, que empezó a las 8 de la tarde, terminó en la madrugada –no sé exactamente a qué hora, pero yo me marché a las 4 de la mañana-, y fue realmente divertida, con música en directo y enlatada, baile, y bebidas para animar al personal. Sobre las dos de la mañana pasaron un caldito y unos pepitos de filete, al modo en que se hace en las ferias de Andalucía, que permitió prolongar la fiesta y reactivarla.

Pero ese día, lo que más me llamó la atención y de lo que me acuerdo de forma recurrente, no fue la fiesta –con todo lo bien que me lo pasé-, ni de lo guapa que iba Susana – que iba guapísima-, ni de la mojada que nos pillamos al salir de la fiesta pues ese fin de semana fue de temporal, sino de algo relacionado con la ceremonia religiosa que hubo antes de la fiesta.

Antonio y Mari Carmen son profundamente creyentes, no al estilo de las beatas ni de los meapilas, sino de una manera íntima y de plena convicción,  y sin imposición a nadie. Realmente, no parecen personas con tanto convencimiento religioso como realmente tienen. Esto explica que ellos quisieran que la fiesta por el aniversario comenzara con una celebración religiosa, un casamiento en la Iglesia, vamos.

Y allí estaba yo, claro. Y todo transcurría con la monotonía repetitiva que tienen las ceremonias religiosas, por consabidas, con las pequeñas variaciones del sacerdote, del coro que acompañó la ceremonia –al que pertenece Mari Carmen-, de la canción al piano de uno de los sobrinos, acompañado de la maravillosa voz de su novia y poco más. Pero casi al final, ocurrió algo que nunca había presenciado y que me gustó mucho, lo que más de aquel día.

El sacerdote pidió al matrimonio que se sentara en las sillas con brazos que les habían servido de asiento a lo largo de la ceremonia, y pidió a los hijos  -los dos que tienen, que hacían de padrino y madrina-, que, arrollidándose ante ellos, besaran las manos de sus padres en señal de respeto y sumisión; no en señal de sumisión por jerarquía y poder, sino en señal de sumisión por respeto y agradecimiento, pero sobre todo por respeto, advirtiendo en sus palabras el sacerdote que esa sumisión no era limitativa de la libertad del ser humano sino, insistía, de agradecimiento y respeto.

Me emocionó ver el beso de sus dos hijos en las manos de sus padres. Me pareció memorable y activó en mí un sentimiento de agradecimiento y  respeto hacia mis progenitores, hacia mi padre y mi madre.

De todos es sabido los enfrentamientos generacionales e ideológicos que he tenido –fundamentalmente cuando era joven- con mis padres. Pero el tiempo y los años que voy acumulando me han ido templando la tolerancia y he entendido que cada persona tiene su sino, su derrotero, y cada cual piensa y afronta la vida a su manera y que estas diferencias no son incompatibles con el cariño y con el amor. El tiempo y el ser padre me han hecho entender también que por los hijos se da la vida si hace falta por más tensiones que genere el que uno quiera que los hijos sigan el derrotero que uno imagina y no el que ellos mismos van marcando en su día a día.

Por eso, aquel día en la ceremonia religiosa, me hubiera gustado ser yo la persona que se arrodillara ante mis padres y, haciendo abstracción de todos los pormenores de mi relación con ellos, besarles las manos en señal de respeto por haberme dado la vida y por los desvelos y sinvivires que han tenido por mi sola existencia, y en señal de agradecimiento por todo ello.

Les hubiera dicho: papá, mamá, ante vosotros me arrodillo y beso vuestras manos en señal de sumisión, respecto y agradecimiento.