lunes, 23 de diciembre de 2013

FELIZ REVOLUCIÓN, DIGO NAVIDAD


El país está jodido, muy jodido, pero la gente tiene ganas de olvidar tanta negrura, tanta tristeza y, sobre todo, lo que quiere es olvidar que no sabe qué hacer para acabar con esta situación en la que vivimos.

No me refiero a que no sabe la gente qué hacer para encontrar trabajo o emprender una actividad con todo el riesgo que eso supone hoy en día, porque de eso la gente sabe y se busca la vida como puede, al menos en general, independientemente de que en muchos casos aunque busques y busques no encuentras. La gente, si es necesario, termina haciendo algún tipo de chapuza, de trabajo menor, de actividad que, si bien no implica alta en seguridad social ni contrato ni nada de eso, al menos le permite hacerse con unos euros que les posibilite sobrevivir, a duras penas, pero sobrevivir.

Cierto es que no toda la población se encuentra en esta situación desesperante, pero sí es verdad que son muchos, cada vez más, los que sí están verdaderamente agobiados porque no llegan a final de mes, porque no tienen ni para pagar la luz. Los demás, los que sí podemos pagar la luz aunque tengamos menos ingresos que hace unos años, también lo pasamos mal por ver lo que hay alrededor y de alguna manera se le levanta a uno una especie de vergüenza por poder frente al que no puede. Afortunadamente somos un país en el que las redes de solidaridad social funcionan muy bien.

Por eso estamos todos jodidos. Pero los temas económicos, la economía en general, el mercado que dicen, es algo complejo que los ciudadanos de a pie no llegamos siquiera a entender más que de forma muy primaria y de andar por casa, llegando a la conclusión que tienen que ser los políticos los que se dediquen a eso de la economía y a sacarnos del atolladero. Y es aquí, precisamente, donde radica la clave del agobio; tienen que ser los políticos los que tienen que lidiar con la cosa económica y con la cosa pública, pero resulta que los políticos siguen siendo y comportándose como siempre, es decir, atendiendo a su único y exclusivo interés, como una casta al servicio de sus propios intereses y no al de los ciudadanos. Primero lo mío, después los míos y para lo general ya no estoy. Es como si estuvieran en la lucha política sólo para repartirse el botín: estos años nos lo repartimos nosotros y los próximos cuatro años, si ganamos las elecciones, también, y el pueblo que vaya tirando.

Cuando la gente quiere estos días de Navidad olvidarse de lo jodido que está el país, de lo que más quiere olvidarse es de que no sabe cómo vamos a arreglar esto de que los políticos son unos sinvergüenzas; y quiere olvidarse de ello porque sabe o intuye  que no puede arreglarse votando al de otro partido porque todos los partidos son iguales en este tema, ni tampoco puede arreglarse prescindiendo de los políticos y de los partidos políticos, ya que son básicos en el sistema democrático y tampoco, en general, la gente quiere salvapatrias y populistas que no traen más que más problemas, odio y , casi siempre, sangre.

Así que la gente se siente perdida en esto, y cada vez más perdida a medida que pasan los días que van robusteciendo esta crisis y a diario lee en los periódicos las noticias de corruptelas y atracos a mano armada a los fondos públicos y a los dineros y riquezas de los ciudadanos sin que se pueda hacer distinción entre partidos políticos en esta materia, y observa la soberbia de los políticos y, en algunos casos, sus familiares –porque son clanes de corruptelas lo que hay- ante las denuncias y los descubrimientos que se hacen por los pocos jueces que en España tienen el valor de investigarlos a sabiendas de que terminarán más pronto que tarde expulsados de la carrera judicial por tal valentía.

Por eso la gente estos días está saliendo a la calle, no a comprar, que también, sino a estar juntos unos con otros y no sentirse sola y tomarse una copa o unas cuantas copas y cantar y conjurar y exorcizar la maldición que como pueblo llevamos soportando tantos siglos, esa maldición de querer tener políticos con vocación de lo público y que, pese al deseo, salvo excepciones, lo que tenemos son políticos con vocación de lo privado, políticos sin escrúpulos por atracar el bienestar del pueblo soberano.

No sé qué tipo de revolución habrá que llevar a cabo, pero es obvio que alguna habrá de ser. Quizá el sentimiento colectivo de que estamos democráticamente perdidos porque todos los políticos, cualquiera que sea su color, entienden el interés general de la misma manera, es decir, como el interés privado, quizás, digo, esto sea el punto de inflexión que nos lleve a los españoles que llevamos siglos con  el mismo problema a propiciar un cambio que nos permita afrontar el día a día con más equidad y con menos vergüenza por la situación y la desigualdad que crece y crece. En fin, con más alegría.

Así que esta Navidad os deseo a todos un poco de democrática revolución política. Y, quizás, con todos los poquitos de revolución que deseo a todos consigamos reunir las fuerzas suficientes para llevarla a cabo.

Feliz Navidad.

domingo, 15 de diciembre de 2013

MICRORRELATO (DE LOS DE VERDAD)


Estaba absolutamente relajado, viendo la televisión casi como un autómata. No le interesaba ni le dejaba de interesar lo que el Ministro de Hacienda estaba diciendo, pero cuando dijo que habría equis millones de euros  de inversión, automáticamente su mente, como en un viaje interestelar, se trasladó cuarenta o cuarenta y un años atrás, justo a una concreta ventana del edificio del colegio donde estudiaba, ventana que daba a una especie de terraza a la que se accedía por un lateral del rellano de la escalera que daba acceso a la puerta oeste del aulario, y en la que su alféizar hacía las veces de mostrador de una papelería donde había que ir a comprar los folios y los cuadernos con los membretes del colegio, obligatorios para exámenes y trabajos.

Esa especie de papelería oficial la atendía un profesor miembro de la congregación religiosa a la que pertenecía el colegio, ya retirado de sus labores docentes, y que era el encargado de atender la venta del material corporativo de uso obligatorio. Era alto, muy alto; delgado, muy delgado, y, siempre, con una boina negra a juego con el color del traje, a modo de permanente recordatorio de su carácter nacional de vasco.

Trasladado en el tiempo, recordó la escena:

-Buenos días, D. Marcelo. ¿Me da, por favor, cinco pesetas de folios?

-Buenos días tenga Vd. pero no se dice cinco pesetas de folios, sino folios por valor de cinco pesetas, así que mañana me trae Vd. escrito trescientas veces la frase “No se dice cinco pesetas de folios sino folios por valor de cinco pesetas”.

Es obvio que el Ministro no estudió en ese colegio.


NOTA:

Este microrrelato se lo dedico a Ana Teresa Rivera , que dice que, por mi condición de jurídico, soy incapaz de escribir un microrrelato de los de verdad, de los de pocas palabras, líneas y párrafos.

Este microrrelato tiene 276 palabras, que no son muchas aunque sé que hay microrrelatos de una sola línea, como el que sin darse cuenta escribió quien redactó hace unos días el epitafio de una esquela que leí en Él País y que era muy gracioso: “Murió, sorpresivamente, a los 102 años”.

 

martes, 10 de diciembre de 2013

LA TAZA COLOR LILA


La palabra lila tiene varias acepciones en el diccionario de la RAE de todos conocidas, siendo los significados más usados los que hacen referencia al color y a la estupidez. Lila es el color de la flor de su nombre, primo hermano del morado, en la gama de los azules y rojos, supongo, y lila es el tonto, el carajotón al que, cuando se le llama tonto, no se le quiere despreciar porque se le tiene afecto. Es lila o es un lila, se dice, y si se quiere resaltar el enojo con el que se está llamando tonto a quien se aprecia, se dice aquello de es un “joío” lila.

En todo caso, la acepción de tonto de la palabra lila ha caído en desuso, al menos eso me parece, y siempre me pareció que tanto como adjetivo como sustantivo era su uso más del gusto de las mujeres que de los hombre, que cuando la usan suelen reforzarla con “joío” para darle un toque de masculinidad a la expresión.

Además de los significados semánticos de la palabra lila, el color lila, en el mundo de la simbología, representa la amistad, de la misma manera que el rojo representa o simboliza la pasión o el negro, el luto.

En Chiclana existe un grupo de personas que se autodenominan “Los Lilas” y que se conocen de toda la vida y que, mayoritariamente, hicieron muchas migas en el Instituto, cuando hicieron el BUP, ya que en aquella época en Chiclana sólo había un Instituto y sólo una clase para cada tipo de bachillerato. Eso les daba la condición de casta frente al resto de la población, y el conocerse todos hacía que se reforzara esa relación de colegas de estudio y fueran  algo más que eso. Ha perdurado en el tiempo esa relación, pese a los diferentes derroteros profesionales, laborales y políticos que cada uno ha seguido en la vida.

Este grupo se denomina a sí mismo “Los Lilas” y la asociación virtual (porque no está constituida más que de forma verbal, sin ningún tipo de formalidad, y pervive y la alientan y mantienen viva en su imaginario desde la fuerza que da la amistad), que los aglutina se denomina ALIOLI, que es el acrónimo, absolutamente cachondo y sin sentido real, de “Asociación de Lilas Organizados y Liberados”, aunque la verdad es que estos lilas se organizan bien para salir a comer y a divertirse y para liberarse de todos los problemas cuando hay reunión.

Aunque, como digo, se conocen de toda la vida, bajo la advocación de lilas, que les sirvió y les sirve para justificar eventos culinarios y etílicos, se vienen reuniendo desde hace unos 17 o 18 años, habiéndose iniciado la costumbre y este nombre porque todos ellos eran seguidores del torero local, ya retirado, que también forma parte del grupo, Emilio Oliva, personaje singular cuanto menos.

Los lilas otorgan todos los años un premio o reconocimiento que denominan “Lila de Oro” y, en algunas ocasiones, como este año, otorgan también un reconocimiento a alguien que va recorriendo bien el camino de iniciación en la pertenencia al grupo y que cae bien por su actitud, por su manera de ser, etc., que denominan “Lila Revelación”

Pues bien, he tenido el gran placer de haber sido este año designado “Lila Revelación”.

Me invitaron a la comida de este año ( reunión anual, primer jueves de diciembre de cada año) y decidí ir sin más pretensión que pasar un buen rato y ahondar en las relaciones con este grupo de personas. Ahora me explico que fueran hasta cuatro personas las que me llamaran para invitarme a ir y para cerciorarse de que no pusiera ninguna excusa para justificar mi ausencia.

Agradecí, como es natural, el honor que me hicieron y lo hice con sinceridad y verdaderamente satisfecho porque estas personas se hubiesen acordado de mí.

En las palabras que pronuncié resalté que el lila es el color de la amistad y que ese era el prisma desde el que quería entender la designación y que agradecía muy especialmente que me hubieran nombrado “Lila Revelación” ya que eso era tanto como entender que había un grupo de personas que me brindaban su amistad, y que lo agradecía especialmente porque todos los amigos, o los que creía que eran amigos, que yo tenía antes de venirme a vivir a Chiclana me habían dejado tirado en la cuneta justo en el momento en el que más falta me hubiera hecho una palmadita en la espalda para siquiera darme ánimos ante los retos que se me presentaban en mi nueva vida.

Fue duro, muy duro, no el hecho de perder los amigos, pues no los perdí, sino darme cuenta, así, repentinamente, que nunca los tuve, que toda esa amistad no era más que nada.

He sido desde entonces muy prudente en las relaciones que he iniciado en mi nueva vida  y son pocas las personas con las que retomo el gusto por la amistad sin el miedo a la decepción. En este grupo de los Lilas hay algunas de estas pocas personas de las que hablo, aunque también, aquí en Chiclana, fuera de ese grupo he encontrado otras personas que me han brindado su amistad limpiamente y con todos ellos estoy recuperando el gusto por este tipo de relación.

La taza vacía, como dice mi sensible amiga Anate, va llenándose. Por taza se entiende el recipiente que contiene los cariños y las afectividades. Las hay de varios colores, una roja para la pasión y el cariño y amor de pareja: llena hasta rebosar; de color azul, para los cariños y amores incondicionales hacia los hijos: llena y desde siempre rebosante; de color verde para los cariños y amores hacia padres y hermanos: llena y con multitud de sabores dulces, amargos, suaves, secos, pero llena; lila, para los cariños y amores hacia los amigos: se está empezando a llenar, como digo. Espero que algún día rebose también.

viernes, 6 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA


Ha muerto Mandela, Nelson Mandela. Hoy es un día triste y alegre a la vez. Triste por la muerte de una persona de tanta grandeza y de alegría porque este hombre, entre otros seres humanos, evidencia que la Humanidad da buenos frutos.

Ha muerto uno de los grandes hombres del siglo XX. Siglo que, en términos de personas que trascienden al mundo entero, ha dado lo peor: Stalin, Hitler, Pol Pot, por ejemplo, pero también lo mejor: Gandhi, Luther King, Teresa de Calcuta o Nelson Mandela, también a título de ejemplo.

Hoy no procede decir muchas cosas, más bien reflexionar en la idea de la integración y reconciliación que este hombre nos dejó como mensaje posible.

Y para ayudar a la reflexión, transcribo un poema de William Ernest Henley que inspiró a Nelson Mandela en su vida:


Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
 

Descanse en paz.

martes, 3 de diciembre de 2013

REQUIEM IN PACE AETERNAM


Hace ya tiempo que empezaron a llamarme la atención determinadas esquelas de las que se publican en los periódicos. No de las que uno puede leer en el Diario de Cádiz, en el Diario de Jerez o en el ABC, periódicos éstos que representan lo más rancio en lo que a costumbres de estéticas de obituarios se refiere, sino las que se publican en periódicos entre cuyos lectores se encuentran, por la definición de su línea editorial, personas eminentemente laicistas y nada o poco religiosas, sin que ello quiera decir que en esta clase de periódicos no encontremos esquelas clásicas del tipo de en el día de ayer falleció, tras recibir la bendición de Su Santidad el Papa – como si el Papa estuviera para eso-, el Sr. o la Sra. tal o cual, etc., etc.

Nunca antes había prestado yo atención a las esquelas salvo contadísimas excepciones, pero, casualmente, leí hace algo más de un par de años, en El País, un esquela desgarradora por su contenido. Desgraciadamente no recuerdo con exactitud el texto, pero utilizando sólo los nombres y no los apellidos del fallecido y de quien le recordaba a través de la esquela,  se  ponía de manifiesto una historia de amor  oculta a la oficialidad en la que se cruzó la muerte y dejó al vivo, ella,  con ganas de morir y con el corazón desgarrado y sin poder decir a nadie que se le había muerto el amor de su vida, su razón de ser. Tan sólo a través de la esquela, casi anónima, pudo dar un grito mudo que la desahogara en su sufrir y que la aliviara en su honda pena. La verdad, me impresionó.

A partir de aquel día, empecé a prestar atención a las esquelas y, aunque la mayoría responden al esquema clásico, de vez en cuando puedes encontrarte con alguna que, cuanto menos, te deja intrigado o con los sentimientos alterados. En todos los casos puedes imaginar historias que den razón de ser y que justifiquen la esquela y su contenido o los mensajes que contienen.

Algunas historias son fáciles de imaginar e, incluso, pueden suponer una realidad vulgar y nada atractivas o interesantes, pues no se salen de lo normal. Sin embargo, otras, las menos, desgraciadamente, ponen de manifiesto indicios de historias verdaderamente interesantes. Al menos, son esquelas que provocan esa impresión.

La razón por la que impresionan o te dejan pensativo puede ser de tipo variado; unas veces son historias de amor pasional entre personas, otras son historias de amor paterno filial marcado por algún hecho concreto, otras son historias de amor por los demás, de pasión política, etc., y, en todos los casos, de incapacidad de soportar la ausencia de la persona querida que se ha marchado para siempre, expresando esta añoranza de la persona ida desde la perspectiva y el convencimiento, en la mayoría de los casos, de que no hay un más allá donde volver a encontrarse, lo que no deja de ser desconsolador.

Frente a aquellas esquelas en las que lo que interesa resaltar es la posición social del fallecido y sus allegados – Excmo. Sr., Ilmo Sr., Licenciada en Historia, e incluso Bético de toda la vida, que todo esto se ve en las esquelas-, éstas de las que yo hablo, ponen de manifiesto sentimientos, posiciones en la vida, compromisos, pero sobre todo, desazón, pesar, desconsuelo.

Desde hace dos años, cuando veo una de estas esquelas inquietantes, la recorto y la guardo en un carpeta ad hoc, donde ya la colección da para echar una tarde imaginando historias.

No quiero reproducir aquí los textos de las esquelas que forman parte de mi peculiar colección –no sé por qué las conservo, pero seguro que alguna vez sale una buena historia de ellas-, pero sí quiero dejar a título de ejemplo algunas de ellas:

Día 13 de Julio de 2011:


                        MAN-HUÉ

                        13 de julio de 2006

                        Y no queda más
                        que ese peso
                        insoportable y dulce
                        en el corazón.
 

12 de septiembre de 2012:
 

                        VICENTE

                        Topotón, Topotón, te fuiste
                        Topoton, Topotón, nos has dejado
                        Pero espera, espéranos…, siempre, Viz, siempre


23 de marzo de 2013:

 
                        Elenita:

                        A la hora del té y de los toros, tus hijos Boris y Yuris ya pueden recibir a la Reina de la Commonwealth y conversar con ella sin filtros idiomáticos; lamentablemente Kate Moss no se pone al teléfono. De todos modos en casa no se atreven a motejar a Crazy Horse llamándole Creisy Jorss.

 
Día 21 de junio de 2012:
 
                        A y ᾩ

                        J.P.

                        Se nos fue del todo el 20 de junio de 2012
                        “…y recuérdalo, nunca te olvido.”              

                        M., C., R., I.,y J.M.
                        ¡¡¡Bisiestos!!!!

 Día 27 de marzo de 2011:

            Primer Aniversario

JULIO CÉSAR GUEDES MACEDO

            Falleció en Madrid el 27 de marzo de 2010

            DEP

            A nuestro querido hermano que sólo comprendimos cuando nos dejó.
      
            No vuelvo la cara
           por miedo a no  vernos
           y un adiós infinito
           se rompe en silencio
           dejándome herido….
           dejándote muerto..
                        (José Martínez)


Día 18 de julio de 2011:

            In memorian, 3 años

            MARTINA FELICIDAD SÁNCHEZ MORO

            El 18 de julio de 1911 llegaste a los brazos de Elisa y Patrocinio.

            El 18 de julio de 1936 amargó tus 25 años tan felices, Eduardo y tú, el 1 de mayo, con la niña en brazo y el puño en alto.

            El 18 de julio de 2011, serías una preciosa centenaria.
 
            Mamaíta. Te quiero siempre.
           

Día 27 de marzo de 2011:

            VICTORIA MURILLO FRANCO

            28 de marzo de 1944
            27 de marzo de 2005

            La presencia de tu ausencia es inmensa
            Imposible quererte más
            Imposible echarte más de menos ahora.
            Con María y Nicolás en la fotografía.

Y por último, una publicada el día 20 de agosto de 2011 que especialmente me conmueve  pues la suscriben dos hijas, una de ellas monja – que yo imagino de clausura-:

             Recuerdo a la memoria  de
            IVAN ISCAR RODRÍGUEZ

            Que a los 42 años fue asesinado el 20 de agosto de 1936 por las fuerzas franquistas, junto a otras 51 víctimas, sin que hubieran tenido opción a un juicio justo.

            Fue fusilado en el campo de concentración “El Mogote”, y sus restos arrojados a la fosa común del cementerio español de Tetuán.
        
        Tus hijas, Sor María Luisa y Áurea, no te van a olvidar nunca.

Esta última esquela recuerda que la defensa de la libertad en la España de la Guerra Civil también corrió a cargo de muchas personas religiosas y profundamente católicas, pese a lo que nos han querido inculcar en sentido contrario. Este dato se refleja muy bien en la película “Las 13 Rosas”.

Descansen todas estas personas en paz y que no se hayan inquietado por haber usado sus nombres y su recuerdo.

 

lunes, 2 de diciembre de 2013

VIAJE AL SIGLO XIX EN CHICLANA


Estuve en la presentación de un libro recopilatorio de diecinueve relatos escritos por escritores o, más bien, escribidores chiclaneros – y digo escribidores porque ninguno se dedica profesionalmente a eso de escribir-, acto que resultó muy interesante pese a algunas deficiencias sonoras y  alguna que otra falta de cuidado por parte del público.

Aunque todavía no he leído el libro, según la información que obtuve, se trata de diecinueve relatos, unos basados en un muy documentado estudio histórico, por lo que entran más en el campo del ensayo que en el del relato creativo, y otros, unos más y otros menos, son fruto de la fantasía creativa de los autores. Este último tipo es donde encaja el relato de mi amiga Anate Rivera, en el que hace una microtrilogía, es decir tres microrrelatos, basada en el encuentro que se produce como consecuencia de una imaginada máquina del tiempo entre el arquitecto del siglo XVIII, Torcuato Cayón, que, aunque inserto en el barroco, fue impulsor del neoclasicismo, y el chiclanero arquitecto contemporáneo Miguel Vela, arquitecto que diseñó mi casa actual y persona interesantísima de conversación por la visión humanista que tiene no sólo de la arquitectura sino de todo en la vida, además de personaje peculiar.

Anate Rivera es una escribidora muy activa aunque no profesional de esta actividad. Su profesión está en el ámbito de la docencia, donde enseña y difunde la lengua francesa, además de ser la “lectora de lengua francesa” de cabecera de Susana con quien comparte con asiduidad largas caminatas en las que el ejercicio para quemar grasa y la conversación en francés compiten por ser protagonista.

Yo, personalmente, tengo con Anate una relación que se remonta a los inicios de mi relación con Chiclana y, cosa curiosa, la conocí literariamente antes que personalmente ya que mi situación emocional y la de Susana en aquella época fue la inspiración de una serie de bellísimos escritos en formato literario de poemario, en un estilo tan vital, de sentimientos y sonoro que recuerda al de la poetisa colombiana Angela Becerra. De hecho, todos esos poemas constituyen en sí mismo un bloque de escritos suficientes para un libro, pero no se decide a publicarlo. Que sepa Anate que se le hurta a los que gustan de leer poesía un auténtico placer, aunque entiendo que los escribidores siempre tienen sus razones íntimas para no dar a la luz determinadas creaciones.

Tiene publicado tres libros y todo lo que lleva escrito en su columna semanal en el periódico, columna llena de vitalidad, actualidad, sentimientos y de oposición política “a todo lo que se menea”, sin distinción de color o ideología.

Lo más curioso de Anate es que, si sólo la leyeras, no podrías imaginar cómo es ella. Nada tiene que ver su estilo de escritura con su manera de ser y sobre todo con su manera de expresarse oralmente y su graciosa entonación chiclanera de la interrogación, que llega a  ser canción de lo acusada que la tiene. Eso es lo más curioso, pero lo mejor es lo bellísima persona que es, los nobles sentimientos que la guían en la vida.

Pero volvamos al acto de presentación del libro que es de lo que hoy quería hablar. Fue peculiar, ya que se celebró en el hall de entrada del Ayuntamiento que fue habilitado a modo de salón de actos y eso permitió que desde las grandes escaleras del edificio, sin ningún tipo de preámbulo que los anunciara, bajaran cinco personas ataviadas y vestidas a la usanza del siglo XIX, que eran otros tantos actores locales vestido como cinco personajes chiclaneros del mencionado siglo y que han trascendido a la historia por distintas razones, a saber: el poeta García Gutiérrez – el romántico que inspiró y creó los libretos de las óperas de Verdi-, Juan de Mendizábal – el presidente del gobierno que llevó a cabo la famosa desamortización de los bienes de la Iglesia Católica en España-, Francisca (Frasquita) Larrea –famosa feminista y madre de la escritora que escribía bajo el pseudónimo de Fernán Caballero-, José de Cea y García - diputado en las Cortes de Cádiz- y el torero Francisco Montes “Paquiro”.

En el hall existen una serie de cuadros de ciudadanos ilustres de Chiclana entre los que se encuentran algunos de estos personajes por lo que entraron en la sala comentando lo bien que se veían en los retratos y a partir de ahí hicieron una serie de entre estudiados e improvisados diálogos que abarcaron desde su asombro por el uso de móviles que grababan sus imágenes hasta comentarios sobre Ángela Merkel. Hicieron de presentadores de las tres personas que tomaron la palabra y despidieron el acto.

Fue interesante ver a estos personajes históricos haciendo comentarios críticos sobre nuestra situación actual desde la perspectiva de su época y siempre con un toque de humor justo que hizo que la singularidad de la presentación del libro me gustara mucho y me pareciera muy interesante, más allá del mal sonido del equipo de audio y de algún que otro niño correteando por la sala como si aquello fuera una sesión de cine de verano de barrio.

Interesante acto e interesante curiosidad la de que Chiclana, en el siglo XIX, diera y acogiera a tanto personaje ilustre.

domingo, 1 de diciembre de 2013

LA MEDIOCRIDAD RELATIVA


La mayoría de las personas no elegimos el camino profesional que vamos a seguir en nuestras vidas sino que el camino que recorremos lo vamos formando a medida que caminamos por ella, como si fuera el fruto del asentamiento  de una serie de decisiones independientes unas de otras, aunque con alguna conexión entre ellas, que uno va tomando a cada momento, unas nada trascendentes, otras trascendentes y otras muy trascendentes. Al menos, eso creo yo. En mi caso es así y por eso pienso que en la mayoría de las personas es así.

Entiendo y sé que hay algunas personas que tienen muy claro qué quieren en su vida y se lo marcan como objetivo y no se dejan distraer por ningún tipo de contratiempo, dedicando todas sus energías a lo que pretenden. Son personas que tienen muy claro qué quieren. No es que ellos hayan dedicado más tiempo que otros a prepararse para desarrollar esta capacidad de decidir algo concreto y definido que consiguen ver desde el primer momento, sino que la naturaleza les dota de esa capacidad de ver sus vidas proyectadas en el futuro con esa claridad que podríamos considerar positiva en la medida que son personas que tienen recursos intelectuales, emocionales, sociales, etc., muy por encima del común de los mortales y además, no es que tengan desarrollado uno de estos aspectos sobre los otros sino que tienen muy desarrollados varios de esos aspectos.

Esto explica que en la vida profesional de uno, que empieza, aunque no te lo creas, a los tres años, en el colegio, cuando comienzas con la prelectura y con la preescritura y acaba cuando te jubilas, te encuentras con algunas personas que desde bien pronto te sorprenden por lo claro que lo tienen profesionalmente – incluso aunque sean unos micos-, y que con el tiempo ves que efectivamente lo tenían claro.

Hay muchos en la vida que tienen éxito, sobre todo éxito económico, que es como más se mide el éxito en España, pero no son esos a los que yo me refiero, ya que aunque los haya honrados, también los millonarios pueden enriquecerse en los negocios oscuros y sucios, y para ello más que un don de la naturaleza lo que hay que tener es una falta, la de escrúpulos.

Pero hoy yo me refiero a aquellos que se desarrollan muchísimo en cualquier campo del conocimiento o de las artes. Aquellas personas que terminan siendo unos expertos respetadísimos en algún aspecto concreto de nuestro mundo: la medicina, el derecho, la física, la teología, la historia, etc., etc.

Es obvio que no me encuentro entre los privilegiados. Elegí, cuando correspondió por edad, la rama del conocimiento en la que me debía desarrollar desde ese momento hacia el futuro – el Derecho-, y eso determinó toda mi trayectoria profesional posterior. No me quejo para nada de cómo he caminado sobre la vereda de la vida a partir de aquella decisión – transcendente, sin duda-, ni tampoco me puedo quejar de mi relación amorosa o afectiva con el Derecho ya que es una rama del conocimiento que me encanta, quizá porque lo impregna todo en la vida y porque responde siempre en su funcionamiento a una lógica y coherencia interna que me fascina, más allá de lo que después pueda ocurrir cuando del Derecho pasamos a la Justicia, donde ya factores de toda índole, fundamentalmente ideológicos,  hacen que esa lógica, en casos, cojee.

Y aunque no me quejo de cómo me ha ido la vida profesionalmente, no dejo de reconocer que estoy en el grupo de los normales, de los que no han sobresalido especialmente por nada, en el grupo de los anónimos, como quien dice; es decir, donde la mayoría.

Y toda esta reflexión la hago porque hoy, leyendo el periódico, me ha venido a la memoria una vieja anécdota: estando yo trabajando en  el Hospital de Cádiz, en los primeros años de mi destino en aquel centro, recién iniciada la década de los 90 del siglo pasado, tenía mucha vinculación laboral con la Asesoría Jurídica Provincial de Servicio Andaluz de Salud, ya que el índice de litigiosidad judicial en aquella época era muy alto y había que informar y documentar muchos expedientes para los letrados que iban a los juicios. Pues bien, por aquella época vino a tomar posesión como Juez en la ciudad una compañera mía de Facultad, Ana Mª Orellana Cano, a quien el Letrado Jefe de la Asesoría Jurídica no paraba de adular, hacerle la pelota, vamos, intentando entablar con ella algún tipo de relación privilegiada, no sé con qué aviesa intención, pero que, conociendo a la Juez, no iba a torcer la aplicación del derecho.

Tuvieron, por lo que me comentaba el Letrado Jefe, muchas conversaciones y en una de ellas se comentó sobre mi persona y ella, según me comentó el dicho Jefe, vino a decir que “Álvaro, bueno, pues sí, pero es un mediocre”. No me molestó la opinión de ella, me molestó que el Letrado Jefe me lo contara, pues no se ganaba nada con ello. Pero bueno, quizá al Letrado Jefe le interesaba engrandecerse ante mí, a través de opiniones de terceros (suponiendo que fuera verdad lo que me comentaba)

Hoy leyendo el periódico he encontrado una referencia de esta compañera de Facultad, a la que acaban de nombrar, en Madrid, miembro de la Real Academia de Jurisprudencia. Al leer su curriculum, sin variar un ápice mi propia opinión sobre mi trayectoria profesional,  me he dado cuenta que cuando esta señora llama mediocre a un profesional esa calificación, relativizada por su posición, no es tan mala, es casi una loa.

Según el periódico, su curriculum es el siguiente:

“Ana María Orellana Cano estudió la carrera de Derecho en la Facultad de Jerez. Había obtenido la máxima nota en Selectividad de España. Su pasión por el Derecho quedó patente al concluir la primera fase de su formación universitaria como el número uno de su promoción. Por tal motivo se hizo merecedora del Premio Extraordinario Fin de Carrera al Mejor Expediente Académico en la promoción 1980-1985. Tras decidir que se dedicaría a la Judicatura aprobó las correspondientes oposiciones en 1987. Llegó a la Jurisdicción Social en el año 1990, donde volvió a cosechar el reconocimiento. No en vano también fue la número 1 de la segunda promoción de magistrados especialistas de esta Jurisdicción. Sucedió en febrero de 1990.

Hay que añadir que durante largo tiempo compatibilizó su labor como magistrada con labores docentes en la Universidad de Cádiz. Su dedicación al Derecho como estudiosa y experta en el mismo le ha reportado premios universitarios así como distinciones y condecoraciones, caso por ejemplo de la Cruz Distinguida de Primera Clase de San Raimundo de Peñafort y el Premio Nacional a la Mejor Laboralista del Año 2009, concedido por la Asociación Internacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. En el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ha sido ponente en más de 9.000 sentencias y, en órganos unipersonales, ha dictado aproximadamente, 3.500 sentencias, a lo largo de su trayectoria profesional. Es analista del Centro de Documentación Judicial desde marzo de 2009, analizando la doctrina judicial sentada por las Salas de los Social de los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid, Galicia, Extremadura y de las tres Salas de Andalucía (Sevilla, Granada y Málaga).

Actualmente, lleva analizadas más de 1.500 sentencias.        

Le fue reconocido el Certificado de Docencia por la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados en Derecho en el año 2002, tras la presentación oral ante un Tribunal del trabajo 'Las tercerías de dominio en la ejecución laboral; en especial, la tercería registral'. Fue nombrada colegiada emérita del Colegio de Graduados Sociales de Cádiz. El 8 de noviembre de 2013, fue elegida en el XXI Congreso Nacional de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), celebrado en Jerez, miembro del Comité Ejecutivo Nacional y directora del gabinete de la revista 'Deliberación'. Es autora de 57 publicaciones jurídicas; ha dirigido y coordinado 17 cursos; ha sido profesora de 32 masters; ha impartido 160 conferencias y, ha recibido 172 cursos de formación. Todo ello ha hecho de Ana María Orellana una experta de primer nivel, lo que se vio reconocido con su ingreso como académica en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.”

Pues eso, yo me quedo en mediocre.