Ha muerto Mandela, Nelson
Mandela. Hoy es un día triste y alegre a la vez. Triste por la muerte de una
persona de tanta grandeza y de alegría porque este hombre, entre otros seres
humanos, evidencia que la Humanidad da buenos frutos.
Ha muerto uno de los grandes
hombres del siglo XX. Siglo que, en términos de personas que trascienden al
mundo entero, ha dado lo peor: Stalin, Hitler, Pol Pot, por ejemplo, pero también
lo mejor: Gandhi, Luther King, Teresa de Calcuta o Nelson Mandela, también a título de ejemplo.
Hoy no procede decir muchas
cosas, más bien reflexionar en la idea de la integración y reconciliación que
este hombre nos dejó como mensaje posible.
Y para ayudar a la reflexión,
transcribo un poema de William Ernest Henley que inspiró a Nelson Mandela en su vida:
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
Descanse en paz.
Maravilloso ejemplo de ausencia de rencor para el avance y la convivencia. Grande Mandela.
ResponderEliminaralmu