La palabra lila tiene varias
acepciones en el diccionario de la RAE de todos conocidas, siendo los significados más usados los
que hacen referencia al color y a la estupidez. Lila es el color de la flor de
su nombre, primo hermano del morado, en la gama de los azules y rojos, supongo,
y lila es el tonto, el carajotón al que, cuando se le llama tonto, no se le
quiere despreciar porque se le tiene afecto. Es lila o es un lila, se dice, y
si se quiere resaltar el enojo con el que se está llamando tonto a quien se
aprecia, se dice aquello de es un “joío” lila.
En todo caso, la acepción de
tonto de la palabra lila ha caído en desuso, al menos eso me parece, y siempre
me pareció que tanto como adjetivo como sustantivo era su uso más del gusto de
las mujeres que de los hombre, que cuando la usan suelen reforzarla con “joío”
para darle un toque de masculinidad a la expresión.
Además de los significados
semánticos de la palabra lila, el color lila, en el mundo de la simbología,
representa la amistad, de la misma manera que el rojo representa o simboliza
la pasión o el negro, el luto.
En Chiclana existe un grupo de
personas que se autodenominan “Los Lilas” y que se conocen de toda la vida y
que, mayoritariamente, hicieron muchas migas en el Instituto, cuando hicieron
el BUP, ya que en aquella época en Chiclana sólo había un Instituto y sólo una
clase para cada tipo de bachillerato. Eso les daba la condición de casta frente
al resto de la población, y el conocerse todos hacía que se reforzara esa
relación de colegas de estudio y fueran algo más que eso. Ha perdurado en el tiempo
esa relación, pese a los diferentes derroteros profesionales, laborales y
políticos que cada uno ha seguido en la vida.
Este grupo se denomina a sí mismo
“Los Lilas” y la asociación virtual (porque no está constituida más que de
forma verbal, sin ningún tipo de formalidad, y pervive y la alientan y
mantienen viva en su imaginario desde la fuerza que da la amistad), que los
aglutina se denomina ALIOLI, que es el acrónimo, absolutamente cachondo y sin
sentido real, de “Asociación de Lilas Organizados y Liberados”, aunque la
verdad es que estos lilas se organizan bien para salir a comer y a divertirse y
para liberarse de todos los problemas cuando hay reunión.
Aunque, como digo, se conocen de
toda la vida, bajo la advocación de lilas, que les sirvió y les sirve para
justificar eventos culinarios y etílicos, se vienen reuniendo desde hace unos
17 o 18 años, habiéndose iniciado la costumbre y este nombre porque todos ellos
eran seguidores del torero local, ya retirado, que también forma parte del
grupo, Emilio Oliva, personaje singular cuanto menos.
Los lilas otorgan todos los años
un premio o reconocimiento que denominan “Lila de Oro” y, en algunas ocasiones,
como este año, otorgan también un reconocimiento a alguien que va recorriendo
bien el camino de iniciación en la pertenencia al grupo y que cae bien por su
actitud, por su manera de ser, etc., que denominan “Lila Revelación”
Pues bien, he tenido el gran
placer de haber sido este año designado “Lila Revelación”.
Me invitaron a la comida de este
año ( reunión anual, primer jueves de diciembre de cada año) y decidí ir sin
más pretensión que pasar un buen rato y ahondar en las relaciones con este
grupo de personas. Ahora me explico que fueran hasta cuatro personas las que me
llamaran para invitarme a ir y para cerciorarse de que no pusiera ninguna
excusa para justificar mi ausencia.
Agradecí, como es natural, el
honor que me hicieron y lo hice con sinceridad y verdaderamente satisfecho
porque estas personas se hubiesen acordado de mí.
En las palabras que pronuncié
resalté que el lila es el color de la amistad y que ese era el prisma desde el
que quería entender la designación y que agradecía muy especialmente que me
hubieran nombrado “Lila Revelación” ya que eso era tanto como entender que
había un grupo de personas que me brindaban su amistad, y que lo agradecía
especialmente porque todos los amigos, o los que creía que eran amigos, que yo
tenía antes de venirme a vivir a Chiclana me habían dejado tirado en la cuneta
justo en el momento en el que más falta me hubiera hecho una palmadita en la
espalda para siquiera darme ánimos ante los retos que se me presentaban en mi
nueva vida.
Fue duro, muy duro, no el hecho
de perder los amigos, pues no los perdí, sino darme cuenta, así,
repentinamente, que nunca los tuve, que toda esa amistad no era más que nada.
He sido desde entonces muy
prudente en las relaciones que he iniciado en mi nueva vida y son pocas las personas con las que retomo
el gusto por la amistad sin el miedo a la decepción. En este grupo de los Lilas
hay algunas de estas pocas personas de las que hablo, aunque también, aquí en Chiclana,
fuera de ese grupo he encontrado otras personas que me han brindado su amistad
limpiamente y con todos ellos estoy recuperando el gusto por este tipo de
relación.
La taza vacía, como dice mi
sensible amiga Anate, va llenándose. Por taza se entiende el recipiente que
contiene los cariños y las afectividades. Las hay de varios colores, una roja para
la pasión y el cariño y amor de pareja: llena hasta rebosar; de color azul,
para los cariños y amores incondicionales hacia los hijos: llena y desde siempre rebosante;
de color verde para los cariños y amores hacia padres y hermanos: llena y con
multitud de sabores dulces, amargos, suaves, secos, pero llena; lila, para los
cariños y amores hacia los amigos: se está empezando a llenar, como digo.
Espero que algún día rebose también.
enhora buena:precioso escrito,como casi siempre,encuentro una referencia a lo que yo haya podido influir,en tu manera de ser y eso me gusta mucho.felicidades,un beso.mama.
ResponderEliminarSegún el Diccionario del Español Actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, "lila" es, en lenguaje jergal, hombre homosexual. Esto es solo un comentario sin ánimo de ofender, cuñao.
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