jueves, 3 de octubre de 2013

LA SIRENITA


La sirenita lloraba y lloraba desconsoladamente tumbada en su cama mirando su imagen reflejada en un espejo grande próximo. Su príncipe, al oírla, se apresuró para saber qué pasaba y cuál era la causa que le provocaba el amargo llanto.

-¿Qué os ocurre, Sirenita?. ¿Qué es lo que os turba tanto y  tan triste os tiene?

-Tengo que hablar con vos muy seriamente, mi príncipe, dijo la sirenita, asustando con estas palabras al príncipe. Y se puso a llorar amargamente otra vez.

-Hablad, os lo ruego, me estáis preocupando.

La sirenita, hizo un esfuerzo de contención del llanto y dijo entrecortadamente: -Es que estoy muy gorda y vieja y ya las escamas de mi cola han perdido el brillo y el lustre que tan enamorado os tenían.

-¿Cómo que estáis gorda y vuestra cola ha perdido el lustre? No me parecéis la que describís. Y sigo enamorado de vos.

-Sí, mi príncipe, estoy gorda y no puedo hacer nada para adelgazar y seguir gustándoos.

-Eso no es cierto, Sirenita, dijo el príncipe.

-No me queráis engañar, mi príncipe, contestó la sirenita arreciando el llanto. ¿No veis que tengo un espejo delante y puedo ver mi propia imagen en él?

-¿Espejo?, dijo el príncipe soltando una inmensa carcajada que desconcertó a la sirenita, ¿ese espejo?. No sé si seréis capaz de perdonarme, pero ese espejo es el que estoy utilizando en mis estudios y experimentos de óptica y comportamiento de la luz. ¿No lo comprendéis Sirenita?

-No, mi príncipe, no os comprendo. ¿Qué le pasa al espejo?

-Sirenita, es un espejo que deforma la imagen por lo que el que a él se asoma, se ve más ancho y más gordo de lo que en realidad es.

La sirenita sonrió.

 

3 comentarios:

  1. Ál, si me lo permites, como los ejercicios que pone tu hermana al alumnado, me gustaría cambiar el final.

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  2. Juan Ignacio, cambia el final del cuento como te parezca mejor. Será divertido el hacerlo y seguro que todos disfrutaremos con el resultado.

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  3. Mira, si el espejo estaba puesto a propósito y efectivamente deforma la imagen, yo de la sirenita mataba al príncipe con el propio espejo.

    Y si en realidad el espejo es un espejo normal y corriente, es decir que la imagen de la sirenita es tal cual la ve, perdona que te diga resumiendo: JA-JA-JA, no me creo ni una palabra del príncipe, no existe ni un solo príncipe que piense así, a no ser que se la está dando con queso a la sirenita.

    Bea

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